La EAE como componente central de la cadena de suministro global I

Uno de los mayores portacontenedores del mundo fue noticia recientemente tras quedar encallado en el canal de Suez y bloquear el flujo normal de mercancías. Las pérdidas diarias debidas a la interrupción de la cadena de suministro se estimaron entre 12 y 15 millones de dólares. Este ejemplo es sólo la punta del iceberg para muchos fabricantes y distribuidores, ya que las interrupciones, la eficiencia operativa y los sistemas dispares se convirtieron en la realidad durante el año pasado debido a la pandemia.

 

Incluso una serie de los llamados «acontecimientos cisne negro» -el terremoto y el tsunami de Japón, las inundaciones de Indonesia e incluso la erupción del volcán filipino- parecían demostrar la capacidad de las cadenas de suministro para seguir adelante. Pero la perturbación causada por el coronavirus puso de relieve los riesgos y vulnerabilidades de las cadenas de suministro de una forma sin precedentes.

 

Como resultado, las empresas se han dado cuenta de que, para superar las interrupciones de la cadena de suministro, sus operaciones comerciales deben considerar un enfoque diferente para garantizar la resistencia de la cadena de suministro. Una opción podría ser considerar la EAE como un componente central de la cadena de suministro global.

 

Aprovechar la oportunidad de la EAE

 

En las últimas décadas, la industria manufacturera de la ASEAN, antes considerada un fenómeno mundial, se ha visto eclipsada por el meteórico ascenso de las fábricas chinas. Tradicionalmente, las cadenas de suministro estaban muy integradas y dependían de materias primas extranjeras, en particular de China. Con los cierres mundiales que provocan una creciente escasez de piezas, los fabricantes y distribuidores no han tenido más remedio que buscar soluciones alternativas. Estamos empezando a ver esencialmente un alejamiento de China.

 

El cambio está creando una enorme oportunidad para que los países del sudeste asiático aumenten su cuota de mercado si adoptan la estrategia tecnológica adecuada. De hecho, lo que estamos viendo es que países del Sudeste Asiático como Malasia, Indonesia, Filipinas y Vietnam tienen ahora el potencial de convertirse en componentes centrales de la cadena de suministro mundial.

 

El principal beneficio en la mayoría de los países de la ASEAN han sido los costes laborales, en muchos casos muy inferiores a los de China. Sin embargo, para resultar atractiva a los fabricantes multinacionales y reforzar sus economías manufactureras, la región no puede competir únicamente con salarios bajos. También debe centrarse en mejorar la productividad, lo que, además de hacer que la región sea más atractiva para la inversión extranjera en el sector manufacturero, puede contribuir a mejorar los salarios y el nivel de vida a nivel nacional. Vietnam, por ejemplo, considerado por algunos como un rival cercano a China, es un 87% menos productivo que China en lo que respecta a la producción diaria por salario diario, según el informe Industria 4.0 de Mckinsey: Reinvigorating ASEAN manufacturing for the future.

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