Prueba del Porsche 718 Spyder

Hay algunas pruebas en el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada que se esperan más que otras. Ya sabes, las que te emocionan con varias semanas de antelación, las que te hacen investigar en Internet varios días antes para estar seguro de que dominarás el tema una vez que llegue el gran día, las que te quitan el sueño la noche anterior y te despiertan antes de tus 10 despertares de esa mañana. La prueba del 718 Spyder, al igual que todas mis pruebas de Porsche hasta ahora, es una de ellas, y después de dos días de explorar cada aspecto, finalmente entendí por qué.

Aunque no es exactamente un «hot hatch», siempre me ofrezco cuando se trata de ponerme al volante de un deportivo reciente, más aún cuando marca las casillas de descapotable, motor de aspiración natural y caja de cambios manual (aunque también está disponible la caja de cambios PDK). Esta santa trinidad tan alabada por los aficionados a la deportividad encuentra aquí una de sus más recientes interpretaciones y quizás también una de las últimas, a juzgar por los titulares de la actualidad automovilística de este año 2021. Si hace más de dos años me deshice en elogios por el resultado del matrimonio entre un simple motor de 4 cilindros y la denominación Boxster/Cayman (prueba del 718 Boxster aquí), ver que el flat-6 hace su regreso en junio de 2019 y en particular en una versión de aspiración natural bajo el capó del 718 me llenó de alegría, hasta que pude esperar a probarlo, no pedí mucho.

Pero es cierto, aquí estoy al volante del 718 Spyder. Como habrás notado, las versiones más deportivas de la gama 718 han perdido los nombres de Boxster y Cayman y ahora se llaman Spyder y GT4 respectivamente. Al igual que la generación 981, los Spyder y GT4 son las versiones definitivas (aunque se susurra que podría nacer un GT4 RS…) del famoso dúo deportivo de entrada de Porsche, destinado tanto a los pilotos de carreras, como a los amantes de la conducción pura y de las sensaciones, sin apenas adornos, o incluso a los amantes de los objetos raros. Porque si el dúo no está limitado en número, su precio de partida, que ronda los 100.000 euros sin incluir opciones ni gastos de matriculación, promete una distribución limitada de este juguete para los verdaderos fans de la firma de Zuffenhausen.

Vayamos al meollo de la cuestión, primero mecánicamente. El flat-6 de 4.0 L de aspiración natural deriva del motor de la generación 992 del 911 (3.0 L twin-turbo) y ofrece unas prestaciones cercanas a las de dicho mito. 4,4 segundos de 0 a 100 km/h y una velocidad máxima de 301 km/h para el Spyder, a la que obviamente no nos divertimos acercándonos. La ficha técnica no nos decía si esta velocidad se podía alcanzar con o sin capota. La capota es uno de los elementos más distintivos del 718 Spyder en comparación con el 718 Boxster estándar, por un lado porque ya no es de accionamiento eléctrico y, por otro, porque su forma recuerda a la de un coche de carreras que se ha escondido a toda prisa. Sin embargo, el sistema no es casero y ha sido una característica especial del Spyder desde la generación 987.2 del Boxster. Otra peculiaridad es que deriva estrechamente del 718 más pistard, el GT4, del que el Spyder toma casi todos los elementos específicos, empezando por la mecánica. En cuanto al estilo, el parachoques es idéntico en ambas versiones, excepto por la inscripción en la hoja de plástico. Bajo los faros LED opcionales se encuentran dos grandes branquias, mientras que en la parte trasera hay un imponente difusor con dos salidas de escape separadas. Las llantas de 20 pulgadas también son específicas y responden al dulce y sencillo nombre de «Spyder». Dos elementos característicos completan el paquete: la doble joroba detrás de los reposacabezas y un alerón extraíble en forma de cola de pato, definitivamente muy Porsche.

Si aún no llegamos al capítulo de la conducción, dejaré que salives al menos tanto como yo, el interior y los pocos cambios realizados para hacer exclusivo el habitáculo también harán perder la cabeza a muchos. Los únicos elementos específicos son la supresión de los tiradores de las puertas en favor de unas correas de tela nada ergonómicas, el acabado «Race Tex» (una especie de Alcántara) en el volante y el fuelle de la palanca de cambios y la presencia del paquete Sport Chrono de serie. Ah, sí, también son de serie los asientos «Sport plus» con refuerzos más grandes en los hombros, en lugar de los asientos «Sport» disponibles en el 718 Boxster. Bueno, eso empieza a ser un elemento distintivo, lo reconozco. Si, como a mí, esta breve descripción te lleva a pensar que Porsche podría haber ido más allá con esta versión «Spyder», no te asustes, el fabricante alemán ha pensado en todo y te ofrece un buen número de opciones que te permitirán, como a cualquier otro Porsche, hacer único tu 718 Spyder. Sobre todo porque nuestro modelo ofrece un buen número de estas opciones en su larga lista, la más importante de las cuales son los suntuosos asientos deportivos tipo bucket de carbono. Para mí, esta es una característica imprescindible en la configuración de su Spyder.

También existe el Pack Interior Spyder Classic, que permite lucir este magnífico interior bicolor negro y rojo, así como numerosos elementos también recubiertos con el revestimiento «Race Tex», como la guantera, el reposabrazos central y los paneles de las puertas. Por último, se puede optar por casi todas las opciones de confort disponibles en un 718 Boxster: control de crucero, asientos calefactados, volante calefactado, visualización de las señales de límite de velocidad, climatización automática bizona, etc… Si algunas de ellas pueden ser bastante útiles, esta posibilidad representa para mí la paradoja de este Spyder: radical pero posiblemente confortable. Para mí, estas opciones deberían haberse dejado para el 718 Boxster GTS, que tiene la misma mecánica que el Spyder pero con 20 CV menos de potencia y es más adecuado para un uso habitual que ocasional. Entre nosotros, estoy siendo un snob detrás de mi ordenador, pero me alegré mucho de tener un volante y unos asientos calefactados, teniendo en cuenta la temperatura exterior una vez terminada la ceremonia de «destape».